Jeffrey Dahmer violó y asesinó a quince homosexuales entre 1978 y 1991. Entregado, devoró sus miembros y los manipuló en pos de la creación del amante eterno. Un jurado le condenó a 15 cadenas perpetuas.
Es muy difícil creer que un ser humano haya hecho lo que yo he hecho pero sé que lo hice’. Con estas palabras, Jeffrey Dahmer hacía frente a la sentencia del jurado que le condenaba a más de 900 años de cárcel, 15 cadenas perpetuas. Tras tres semanas de juicio, Dahmer, apodado por méritos propios el ‘carnicero de Milwaukee’, caníbal, necrófilo y asesino en serie, un hombre ‘normal’ de 31 años, mostraba su sangre fría, enmarcada en la sorprendente brutalidad de la que hacía gala. Y lograba, él solito, cavar su propia tumba, aquella que negó a sus 15 víctimas. Hombres jóvenes, homosexuales a los que violó, asesinó, desmembró y devoró durante seis largos y espeluznantes años.
Su historia, desgranada durante el juicio, helaba la sangre: su primera víctima databa de 1987 y su currículum criminal continuó engrosándose hasta el 21 de julio de 1991, cuando la que sería su última ‘conquista’ logró escapar de su apartamento y avisar a la policía.
Los agentes que entraron en su domicilio se toparon con un macabro botín de cráneos manipulados, fotos de hombres mutilados y varias cabezas repartidas entre el congelador y el frigorífico.
Jeffrey era meticuloso, frío y calculador, frecuentaba las saunas y los bares de homosexuales periódicamente en busca de sus víctimas. Rubio y de ojos azules, seleccionaba aquellos que más le atraían físicamente, la mayoría de raza negra, aunque aseguró que no era racista.
Jeffrey Dahmer, alias el ‘carnicero de Milwawkee’, fallecería en el Columbia Correctional Institute en Portage (Wisconsin) durante una reyerta carcelaria, tras recibir una paliza de otro recluso, el 28 de noviembre de 1994.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario